He elegido esta imagen entre las muchísimas y, todas bellas, que han aparecido en la prensa, de
Benazir Bhutto, porque me parece que refleja perfectamente
el contraste entre la delicadeza de un cuerpo sexuado en femenino y la brutalidad del poder político, ahora y siempre, que esta vez se ha ensañado con ella.
También la he elegido porque cogida de su mano, me ayude a introducir la
cuestión que quiero debatir: mujeres y poder desde el pensamiento feminista.
En este momento el pensamiento teórico del feminismo
está anclado en un enfrentamiento difícil de superar. Por un lado, el feminismo de la igualdad, que bebe del pensamiento ilustrado: libertad, igualdad, razón...que nos lleva, y así se aprecia en las interpretaciones que aparecen constantemente en la prensa, a identificar este feminismo con un comportamiento lo más parecido al de los valores masculinos imperantes a través del tiempo. He llegado a leer de una conocida cantante mejicana que utilizaba a sus
fans como prostitutas, que por esta razón era feminista. De la misma manera, nuestra sociedad valora las mujeres se que incorporan al ejercito, la
policía, etc. y en su trabajo adopten prácticas tan agresivas como las que llevan al acoso laboral o a utilizar la mentira, el sexo, la
corrupción, en una palabra, lo que sea, para hacerse un hueco en un mundo laboral, terriblemente competitivo y que de no actuar de esta manera pocas mujeres(posiblemente aquellas mejor cualificadas y más inteligentes)
conseguirían hacerse un sitio. El sistema está tan degradado que lo más fácil es dejarse llevar. Somos iguales y por tanto tenemos todo el derecho a hacer lo mismo que los hombres han hecho y hacen. Este es el punto de partida, no se plantean otras vias. Alguna pensadora ha escrito que hay que defender el derecho al mal como peaje a una plena incorporación a la vida activa y pública.
Este pensamiento parece que no da cabida a la capacidad de las mujeres por pensar y trabajar por un mundo diferente, y pienso, nos ha llevado a incorporarnos a un sistema económico sin tan siquiera pensar que
había estado diseñado, primero para utilizarnos como mano de obra barata y más tarde como reproductoras de mano de obra (barata o no), y por lo tanto poco
podía ofrecernos en cuanto a dignidad. El principio de máximos beneficios al más bajo costo no deja lugar a dudas. Y este principio esta de una rigurosa actualidad con las
deslocalizaciones. Poco importan las personas y los años dedicados.
En política pasa exactamente igual. Si una mujer alcanza el poder parece ser que, en el caso que lo desee, difícilmente podrá hacer algo diferente a lo que marcan las practicas políticas dominantes. No hay nada más que pensar en
Segolène Royale o en
Aung San
Suu Kyi, y aunque plenamente sumergida en el sistema, el proyecto de una sanidad pública para todos de
Hillary Rodman Clinton. Las mujeres a la cabeza de algunos estados poco se diferencian de sus
homólogos masculinos.
La otra línea de investigación
es el feminismo de la diferencia que parte también de un supuesto obvio, somos seres humanos, por lo tanto somos iguales, pero el hecho de vivir en un cuerpo sexuado en femenino que ha marcado nuestro estar en el mundo, dicen, nos hacen diferentes. Estas pensadoras hacen
énfasis en revalorizar la figura materna, olvidada o relegada por el pensamiento
androcéntrico-patriarcal. Rechazando rotundamente una
historia basada en el "hombre" y la violencia. Rescatando todo el trabajo femenino de crear y recrear vida a traves de la palabra, como algo básico sin lo cual nada existiría. Esta reivindicación a mi me parece elemental, pero, no para quedarnos estancadas de nuevo en el ámbito de lo doméstico y rechazar el ámbito , decepcionante, de lo público. Como si las mujeres realmente nunca
hubiésemos contado para nada. Esto nunca ha sido así, (las historiadoras lo han demostrado) durante todas las épocas, igual que en la actualidad, las mujeres han estado, pensado y actuado en todos los
ámbitos de la vida a pesar de las dificultades, que un pensamiento estrecho, basado en la violencia, les ha planteado.Lo han hecho mejor o peor,
según la capacidad de cada una y su manera de estar en el mundo. Pero han actuado. Hoy en
día las mujeres tenemos la libertad para elegir y según nuestra visión del mundo tomar
un camino u otro. Podemos transformar el mundo o seguir reproduciendo los mismos patrones de comportamiento. Un buen ejemplo nos lo dan las Mujeres de la Libreria de Milán cuando hablan de final del patriarcado, lo hacen desde la experiencia personal de todas aquellas mujeres, también hombres, que al dejar de sustentar las prácticas de relación basadas en la sumisión y dominio de las mujeres, consiguen acabar en su vida con el patriarcado. El pensamiento de la diferencia hace énfasis en la capacidad de todas y todos en crear un mundo mejor y sin violencia, utilizando la relación para solucionar el conflicto, habida cuenta del mundo tan violento en el que vivimos, puede parecer inocente, pero es una manera de utilizar la libertad para transformar el mundo para bien, que es el único camino digno que nos queda para no caer en el pozo profundo de la decepción.
Escrito de mediados dels siglo pasado llamando a la abstención en política:
"...No han de votar, porque política significa inmoralidad, negocios inconfesables, afán de medro, ambición desmedida, hambre desenfrenada de enriquecerse, de dominar, de imponerse, de detentar las privilegios del Estado, lo mismo en nombre de la Democracia que en el de Dios, Patria y Rey"...
