El pensamiento de la experiencia, es decir, el partir de sí, se convierte en práctica política capaz de transformar el mundo, cuando un hombre o una mujer así lo quieren. Desde el partir de sí, sin mentiras, hipocresía, maldades ni violencia y actuando en todos los campos de la vida, es como entiendo mi ser mujer. A pesar de nuestras, mis, "mochilas" personales.
Enseguida he pensado en Elsbeth y digo bueno... Lo bueno si dos veces bueno, aunque se copie(una suposición, faltaría más) bueno es.
Y si pensamos en las drogas, parece ya solo un divertimento, ya que aparece en cualquier momento y nivel.
Pero qué emocionante era pasearse por el campo al lado del agua. Seguir el partido o mejor al centrocampista y ver lo bien que jugaba y lo guapo que le parecía.
Lo que me pone tonta es lo entrega semanal. Lo encuentro un rollo. No tengo paciencia, si me gusta me pongo de mal humor.
Los dos últimos capítulos me han dado que pensar.
¿Es un final abierto y cada cual que piense lo que le parezca?
No lo puedo evitar, ¡me lo paso de bien!
¡Qué tiempos aquellos! ¡Y con que ganas me jubilé!
Lo que había sido un trabajo fascinante, se estaba convirtiendo en una pesadilla después de los recortes y la masificación. La falta de recursos para atender, adecuadamente, al alumnado que se encontraba en el aula completamente forzad@, sin ganas ni estímulos, y que convertía el aula en una carrera de obstáculos.
Eso sí, "eso" al final, gracias a los recortes de los que tanto presumieron, a la banca ya se sabe.
Antes momentos fascinantes, gratificantes y maravillosos con un alumnado con ganas y respetuoso.
Trabajo inmenso el que se hace.
"El infierno está vacío, todos los demonios están aquí."
Yo diría el infierno, nunca ha existido los demonios, somos nosotros.
Nuestra capacidad de crear cielos e infiernos que nos arrastran hasta el abismo.
Humanidad, qué palabra tan vacía.
Igual que la maternidad, vidas para la explotación, la muerte.
Pero cuanta falta hacen por lo que hay que mitificar.
The Veil: red de mentiras | Disney+ (disneyplus.com)
Tontamente, digo, puedo decir, me la he tragado. Es lo que tiene que la entrega de una serie esté completa.
Solo hay uno que me sobra, demasiadas reminiscencias históricas y actuales.
Al final, ¿locura o reconciliación?
¿Segunda temporada? No lo tengo claro.
Me sobran las minifaldas, igual que tantos vestidos que solo muestran cuerpos para el goce de algunas mentes.
Libertad femenina, no lo creo, demasiada sumisión real o imaginada.
Es como si las cosas siguieran igual con respecto al imaginario, por exigencias del guion la jueza debe llevar minifalda.
A pesar de su lado "friki" (lo prefiero a oscuro, o más allá). La historia, el sufrimiento de tantas personar por afrontar, enfrentarse a su realidad, a sus fracasos, a sus vidas, emociona.
