Ayer
fui con un amiga a
ver la última adaptación a la obra de teatro de
Federico Garcia Lorca. Felicitaciones a todas y todos. Las todas en el escenario, los todos en el equipo técnico. La
escenografía impecable, en fin una gozada. Siempre tengo presente a Bernarda como el ejemplo de mujer patriarcal represora de sus hijas en beneficio del dominio masculino mas aterrador y tenebroso. Los hombres no aparecen, sólo se les nombra, pero su no/presencia en la vida de las mujeres es de un envilecimiento femenino
paralizante. Eso sí, consiguen lo que quieren. El odio entre ellas,
magníficamente expresado, la
fustración, el no ser nada sin un hombre, y a eso voy, el no ser nada sino se tiene un hombre al lado. Imaginario, este, que aún sigue vigente en nuestra vida y cultura. El viernes, sin ir más lejos, entre profesoras andaba el juego, una de ellas, con la ocasión de la presencia de su hija en el
ies para hacer un trabajo de investigación, le decía a una profesora soltera, feliz de
serlo y sin ningún tipo de complejo, en broma y cariñosamente. A
ti te voy a presentar a mi sobrino, os voy a arreglar, que buena pareja haríais, etc. la profesora que decía esto es encantadora, solidaria, todos los adjetivos
positivos habidos y por haber, pero el imaginario patriarcal, de no respetar la libertad femenina, de forma inconsciente flotaba sobre el ambiente. Le hice una reflexión cariñosa, pero la losa terrible que pesaba sobre las mujeres solteras hace unos cincuenta/ setenta años en nuestro país, reflejo de la aniquilación personal de Bernarda como mujer solidaria con su sexo, estaba allí aún.
En el teatro, las risitas a la necesidad de las mujeres del pene masculino, todos los problemas de las mujeres se acaban cuando un pene masculino entra en sus vidas, una lacra.
Es evidente que en nuestro país hemos superado, en unas zonas más que otras el fantasma de Bernarda Alba, sin embargo resabios de dependencia afectiva y económica siguen acompañando a muchas mujeres, a las que no les queda otra opción que casarse para no tener necesidades económicas. Mujeres muy guapas y elegantes, sin una gran solvencia económica, que se casan con señores mayores, feos, pero eso sí ricos, es una realidad, y, la más
lacerante, las mujeres inmigrantes venidas de lejos con la esperanza de una vida mejor, unidas a carcamales, que contrastados con su juventud te desarman. Estrategias de supervivencia, pobres mujeres, todas nosotras, las de todo el mundo, cuanto
sufrimiento tenemos que seguir aguantando de esos hombres sin entrañas, cerebros podridos, penes andantes. Lo lamentable, lo insufrible, las mujeres patriarcales que les hacen el trabajo más sucio, si cabe.
Las cabezas cubiertas con pañuelo negro primas hermanas del velo
musulmán, había que cubrirse y bajar la cabeza, ahora nos lo venden como ejemplo de
multiculturalidad. tiene guasa la cosa.