Atrapada, impotente, decepcionada.
Todos los comentarios que se oyen en diferentes lugares y de diferentes personas, se cumplen. El Corte Inglés no es, ni de lejos, lo que era.
Se estropeó la nevera, parece ser que con veinticinco años, no es tan extraño. La obsolescencia programada siempre presente, pero, pensé, ha durado bastante y superó una subida de tensión que nos dejó todos los aparatos tocados, algunos fallecidos.
Al ser una nevera integrada. Lo tuve claro, mejor ir a El Corte Inglés. Sabía que no sería fácil.
La marca de mi antigua nevera, me envió el pdf con todas las características y aunque en un principio se me dijo que no sería fácil, gracias a Balay encontramos pronto un modelo que se podría integrar sin problemas. UFF pensé, que descanso.
Antes es imprescindible que vengan a tomar medidas y confirmar que todo está bien.
Perfecto, digo. El montaje va aparte del precio de la nevera. Me dicen.
Bueno, nada puedo hacer al respecto, estoy sin nevera y quiero solucionarlo lo más rápidamente posible.
Vistas las fechas en que estamos, adelante, sí, por favor.
La llamarán para quedar.
Y de aquí el desencuentro.
La nevera lleva en el almacén varias semanas esperando.
Varios desencuentros, a la espera estoy.
Si todo va bien la semana que viene tendré la nevera.
Eso espero y deseo porque la verdad, la situación se está convirtiendo en una tragedia.