La Vanguardia, 22 de julio 2008
Cómo ser investigadora y no quedarse por el camino
Las cifras: El porcentaje de mujeres doctoradas en ciencias en España es superior al de los hombres, un 53% frente a un 47%, pero...sólo un 17% de ellas sigue la carrera de investigadora frente a un 83% de hombres. Las causas, dicen, son múltiples y de diferente índole, Mary Osborne, investigadora en el Instituto de Química Biofísica de Göttingen, insta a las instituciones a que se impliquen y corrijan este desequilibrio. Las científicas aconsejan, entre otras cosas secundarias, una fundamental, NO DEJAR LA CARRERA POR SU MATERNIDAD, se puede ralentizar, dicen, nunca abandonar. Aún hoy, los hombres de ciencias, no tienen que elegir entre ser padres o su profesión o trabajo, las que siguen renunciando a su independencia económica por amor, siguen siendo las mujeres. Las mujeres, un porcentaje muy alto, consiguen licenciarse en las materias que les gustan, sin embargo, cuando se enamoran y deciden compartir su vida con la persona amada, mientras no vienen los
hij@s, todo perfecto. Pero ay! cuando en algún momento deciden tener descendencia, el dilema se plantea y quién decide abandonar su vida profesional? No quiero implicar a los abuelos, a pesar del amor con que lo hacen, me parece injusto, no se les puede coaccionar moralmente a ocuparse de sus nietos, por muy a gusto que lo hagan. Buenas, muy buenas guarderías públicas y un horario racional, debería de posibilitar la perpetuación de la especie a través del amor, somos primates, cuidamos de nuestras crías con mucho amor, sin embargo nuestra inteligencia nos pide, a hombres y mujeres, algo más. Alcanzar deseos, metas, ilusiones siempre ha sido más fácil para los hombres, a pesar de la opresión y la violencia que suelen ejercer entre ellos, las mujeres, la violencia ejercida sobre ellas y sobre sus vidas en muchos lugares del mundo las relega a simple reproductoras sin ningún tipo de derechos, a ser la primera mujer en la cultura polígama, a ser la legal, al ostracismo y a la invisibilidad en otras. ¿y las mujeres occidentales?, supuestamente, han heredado las mejoras que un puñado de ellas se esforzaron en conseguir durante siglos, ¿valoran su libertad? o sigue pasando lo mismo de siempre, abandonan el trabajo y se dedican al cuidado de sus hij@s y su marido, ahora por decisión propia, antes por imposición social. Los hombres, se dice, pueden hacer genealogía masculina, es decir, reconocerse con los varones pensantes a través de la história. Y las mujeres, ¿valoramos los espacios de libertad que, con mucho trabajo y sufrimiento, muchas mujeres han conseguido para todas? Hacemos genealogia femenina?