Me recuerdo. Mis hijos durmiendo. Mi marido, turno de noche. Yo sentada en el sofá atónita, escuchando las noticias sin poder creer que íbamos de nuevo hacia el oscurantismo y la total falta de libertades. Sobrecogedor el congreso, terrorífico, pensaba, los tanques.
Tengo el primer libro que se escribió sobre Carmen, con todo mi respeto sobre Amparo, ya que a mi modo de ver, -soy muy confiada- nada hubo entre ellos, excepto una relación centrada, intensamente, en llevar adelante, un proyecto faraónico, como era pasar de una dictadura a una "democracia". Personas, como otras muchas en otros partidos o ámbitos que deseaban con ansia, un imposible, el fin de la dictadura sin violencia. Complicado ser puro. Con tantos años de dictadura, no pertenecer o estar chamuscado con el "régimen", complicado.
La oposición, dentro y fuera, otra cosa.
Ella, Carmen, su historia personal terrible, su inteligencia, su triste final, bien merece ser recordada.
Me ha parecido que hay como un interés sibilino por crear desconfianza, en muy pocos momentos, eso sí. El personaje totalmente banal, de adorno. Una secretaria.
Nada, nada, lo creo sin lugar a dudas.
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