Se acerca el invierno y Europa lo sabe. Con el frío llamando a las puertas y el suministro de gas supeditado en gran parte del continente a la buena (o no tanto) voluntad de Rusia, muchos países vuelven ahora la vista hacia el sur y confían en subsanar la crisis energética gracias a un gasoducto entre España y Francia: el MidCat. Defendido por países como Alemania, que teme llegar al racionamiento de la energía en los próximos meses, el proyecto es visto con desconfianza por Francia, con una clara apuesta por la nuclear. No obstante, el Gobierno galo se abrió este martes a examinar la propuesta.