Lo he leído de un tirón, no sin cierto desconcierto en algún momento.
El final sublime.
La novela me hizo enfadarme conmigo misma por estar, tan condicionada, a nivel imaginario.
El pensamiento de la experiencia, es decir, el partir de sí, se convierte en práctica política capaz de transformar el mundo, cuando un hombre o una mujer así lo quieren. Desde el partir de sí, sin mentiras, hipocresía, maldades ni violencia y actuando en todos los campos de la vida, es como entiendo mi ser mujer. A pesar de nuestras, mis, "mochilas" personales.
Lo he leído de un tirón, no sin cierto desconcierto en algún momento.
El final sublime.
La novela me hizo enfadarme conmigo misma por estar, tan condicionada, a nivel imaginario.