Lo cierto es que España vive una situación política excepcional y, como señalan medios y voces extranjeras de prestigio, tiene ahora la oportunidad de regenerarse o de seguir hundiéndose en el hoyo. Apoyar un pacto con el PP es apoyar un paquete de muy difícil digestión. Más que líneas rojas son cimientos que condicionan a un país.
El PP ha obrado para tener la llave de todos los instrumentos del Estado. Sus piezas en los tribunales de justicia decisivos, leyes y reformas no han ido precisamente encaminadas a acabar con la corrupción de esas pocas manzanas podridas que dicen tener. La ley Mordaza y las reformas de Códigos y normas tienen un claro signo represivo, hasta de la libertad de expresión. El control, también, de los medios de comunicación, públicos y -de alguna manera- los privados, del que no se ha ocupado directamente Mariano Rajoy, sino su habitual sustituta.
Todo lo han medido como en una empresa. El expolio de la sanidad pública que ha pasado de ser el 5º sistema más eficiente del mundo al 14º según la lista Bloomberg. La injusta fiscalidad y persecución del fraude, basadas en la ley del embudo. El empecinamiento en aprobar los presupuestos pretendía, ahora lo vemos, disponer de ellos en un gobierno en minoría.
Es todo el conjunto. No hay inmundicia en la que alguien del PP no haya estado presente en este período. Desde los Bárcenas y Rato, a las tarjetas Black, los colegios de la Púnica, los volquetes de putas, hasta el hartazgo de naranjas que se dio Rita Barberá a costa de sus contribuyentes muchos de los cuales pasaban penurias, o las nóminas escandalosas de (presuntos) periodistas a mayor gloria del PP en Telemadrid o la televisión de Cospedal. Del gran desfalco a la cutrez pasando por todos sus estadios. Votar o apoyar esto es tener excesivas tragaderas. Y nada lo justifica.
No teman a las palabras, ni a los cambios. España no es una empresa mercantil como interesadamente hacen creer, somos una comunidad de seres humanos. Hemos tomado mucha hiel mezclada con el azúcar. Y los hartos están muy hartos. Con sensatez y aunque lleve tiempo, virar el rumbo es imprescindible..
PD. Mis mejores deseos para la buena gente en estos díasy siempre.
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