La magnitud del desastre a medida que pasan los días es impresionante. Cuando veías bajar la tromba del agua, no podías imaginar el daño en vidas humanas que estaba causando, ni pensar que en los coches estaban sus propietarios, ni que estaba entrando en las casas convirtiéndolas en ratoneras. Un drama humano inconmensurable. Las infraestructuras han saltado por los "aires". La gestión política de total incompetencia. Con lo que se embolsan cada mes con la presunción de que han sido elegidos para gestionar de la mejor forma posible, a favor de todos, todas, no en beneficio del sistema económico "liberal", del beneficio de unos pocos, desmantelando todo lo público, la indignación es total.
La impotencia ante tanto dolor e incompetencia llevó a escribir esta reflexión.