Pero a la oferta de una fila de empleados llevándole los paquetes a lo colonial total, el cliente, abrumado, todo hay que decirlo, reaccionó de inmediato y dijo, no, no, llevaré yo los paquetes al coche, aunque tenga que hacer dos viajes.
Pues eso, servidumbre voluntaria, en un establecimiento centenario.
Los tiempos no cambian.
Ay! si Étienne de la Boétie levantara la cabeza.
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