La buena vida, frente al buen gobierno.
No sé si unas políticas dirigidas a una vida de trabajo, de dignidad a favor de la gente y no al enriquecimiento de unos pocos, pocas, haría que en el mundo no hubiese tanto odio ni violencia.
Eso en lo que se llama democracia que ya sabemos es una falacia. En los países totalitarios y teocráticos donde lo que se pregona y fomenta es el odio y la violencia, ¡que vamos a decir!
Y que estos discursos del odio se consoliden y sean acogidos, toda una congoja.
Inmigración, emigración, todos hemos salido y hemos llegado.
El expolio, el robo, la ambición, el ansia de materias primeras del mundo capitalista, a costa de lo que sea, parece, arrasa con la dignidad de una parte de la humanidad, la pudre totalmente.
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