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Ahmadinejad, sigue su camino.
El pensamiento de la experiencia, es decir, el partir de sí, se convierte en práctica política capaz de transformar el mundo, cuando un hombre o una mujer así lo quieren. Desde el partir de sí, sin mentiras, hipocresía, maldades ni violencia y actuando en todos los campos de la vida, es como entiendo mi ser mujer. A pesar de nuestras, mis, "mochilas" personales.
A la teocracia del actual gobierno nacionalista iraní se opone la teocracia de los amigos de EEUU. La revolución verde es una farsa bendecida por los medios de comunicación occidentales, lo que no niega el carácter dictatorial y terrorista de Ahmadinejad y compañía. Irán no necesita a los verdes, lo que necesita es volver a ser Persia, y liberarse de la penetración subterránea de los intereses anglo-judíos. Ese país lleva siglos siendo víctima de Occidente, el capital, los fanáticos religiosos, etc. Pero los verdes son tan falsarios como Karzai y sus compinches en Afganistán.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de la mujer, la represión que sufre y todo eso, hay que decir las cosas claras: todo el semitismo (judaísmo, cristianismo, islamismo) subordina a la mujer, la convierte en fuente de pecado, y le niega la equidad con el varón. Desde que Europa es judeocristiana, desde que se persiguió y redujo el panteísmo, la mujer pasó a ser objeto de posesión, hoy de... consumo.
La mujer nórdica, germana, etc., es la que se vio más libre, en cierto modo, de esta lacra semítica, y en parte es por esto que en Suecia, Dinamarca, etc., la mujer es un igual (conservando su feminidad), tiene peso social y está casi libre de explotación en masa (apenas hay, de hecho, prostitutas).