Sentirse atrapada, impotente, por un electrodoméstico, vaya que da gusto. Después de dos meses que encargamos el modelo adecuado, según el vendedor y, después de un encadenado de incompetencia y desencuentros, así me encuentro.
No se coordinaron el departamento de ventas con el aparato durmiendo tres semanas en el almacén y el instalador que vino a tomar medidas para instalar, no sabemos qué nevera.
Sigo igual, desesperada. Menuda pesadilla antes de navidad.
Se comprometieron que, una vez encontrado el modelo y que llegase al almacén, acelerarían al máximo la instalación y, vaya, que han cumplido. Esta mañana me han llamado que como todo el servicio estaba descontrolado, colapsado y que no me lo podían entregar hasta el martes que viene y montarlo el miércoles. Y ojo que, como me queje, me pasa otra instalación por delante de las narices.
Tiembla.
Eso mismo ya lo viví la semana pasada y la verdad. Tiemblo de inseguridad y totalmente decepcionada por la pérdida total de prestigio y calidad del servicio al cliente de El Corte Inglés en el departamento grandes electrodomésticos.
Mis dos últimas experiencias en las que hay que coordinar instalación(tomar medidas y ver la ubicación del electrodoméstico) un desastre total.
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