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Poco a poco, mafias de todo el mundo, asesinos a sueldo, han ido encontrando en nuestro territorio "hogar y cobijo". El sur sabe mucho de esto, hay algún pueblecito costero andaluz donde los guetos de la droga, las mafias de todo el mundo, son casi inexpugnables. Las autoridades, parece, prefieren mirar hacía otro lado, así, los asesinos, los violentos, la gente "mala" de verdad, se instalan en zonas concretas, en los que, poco a poco, se hacen los dueños, y por aquello de que la violencia es cosa de hombres, de hombres, parece, a los que el estudio y el trabajo no les gusta. Demasiado cansado y pocas satisfacciones económicas y esta vía les proporciona dinero sin esfuerzo físico, solo el necesario para disparar.
Leer en El País, el reportaje sobre las bandas juveniles de los latín king que ahora han sido substituidos por jóvenes mucho más violentos, produce escalofrío. Las bandas, pienso, fruto de unas condiciones de vida familiar muy duras, de la miseria, incultura y la marginación social son el camino más fácil para aquellos a los que el esfuerzo y las injusticias de la vida, los han vaciado de cualquier ilusión o ideario personal de superación. Lo más fácil para sentirte algo es la violencia y que te paguen por ello. Lo malo, el ejemplo de una clase política que es el mismo reflejo que ellos en cuanto a corrupción y falta de escrúpulos. Mal lo tenemos si las instituciones no actúan contundentemente para ponerles límites, los estudiosos, que siempre tienen que justificar alguna cosa, no están por la represión ciega, sino por una posible reinserción de ¿todos? ¿Se puede pasar de tener una mente y vida asesina a trabajar para ayudar a los demás? Es evidente que no, una cosa es un trabajo de campo y la otra la realidad social, económica y cultural de estos jóvenes, que además de la violencia llevan impregnado un desprecio, -disfrazado de respeto a sus madres (no siempre)- hacía las chicas o compañeras que son meros objetos sexuales o igual de desarraigadas que ellos. Difícil solución en una sociedad en que los que deberían dar ejemplo lo único que hacen es pensar en llenarse los bolsillos.
A veces se produce una alianza imaginaria perversa entre la violencia i el poder que lo justifica todo y al final los más perjudicados, la ciudadania.
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