Fue a causa de mi mochila granate, dijeron.
Existe una leyenda que dice que a los perros el color rojo les molesta pero parece que no pueden distinguirlo. O sea que, pienso, fue una reacción extraña al ver el bulto en mi espalda, pero suerte que era invierno y llevaba ropa acolchada, todo y así, me hizo herida.
Vacuna, denuncia y llamar al trabajo que no podría ir por lo sucedido.
Y gritar a los dueños de que no pueden dejar a los perros sueltos, mas de una vez, a partir de entonces.
Ir de perros y no de tiendas, lo tengo claro.
Y, por supuesto hay personas muy responsables y gente que maltrata a los animales, a veces con la excusa de una tradición pero, hay otras, como mi vecina que en un pasillo de entrada comunitario, suelta a su perra a que haga sus cositas y por mucho que se le recuerde que los perros no pueden ir sueltos por zona comunitaria, se lo pasa por el forro.
Jamás la saca de casa atada, se hace de todo y tan feliz, será que quiere mucho a su perra y no a sus vecinos, aunque haya niños pequeños que deban saltar cacas.
Y la deja sola horas y horas. Cuando vuelve lo cómodo es lo cómodo.
Y ahora diría una palabrota, palabrota que ya he dicho.
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