El sistema político, la ley electoral, está bajo el control de los intereses de la elite, tanto social como económica.
Listas abiertas, dimisión inmediata cuando hay indicios de corrupción, límite en los cargos, no prebendas post-cargo.
Tanto y tanto privilegio autootorgado, a nivel político, es una vergüenza total.
Toda la vida, viviendo del cuento, a cuerpo de rey.
Y que se sostenga y soporte por parte de la ciudadanía trabajadora y honesta, cuesta de entender.
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