He caminado unos 120km. por tierras de León. He atravesado campos modelados por la mano humana, ahora más bien, por las máquinas dirigidas por manos humanas. Campos recién arados, campos con los cereales en pleno verdor. Paisaje magnífico.Tónica dominante durante el camino han sido la naturaleza, el viento, el frío, la lluvia, meditación, silencio. También breves conversaciones, breves, caminar era lo fundamental.
Nos paramos para comer, el azar nos lleva a un restaurante llamado el Rincón de Julia, nos trata fenomenal, nos da de comer fenomenal, a precio de peregrinas. Nos preparamos, cargamos las mochilas, se me cae un pañuelo que me ayuda a aliviar un molesto dolor en la espalda, la mochila pesa. Una señora muy amable me lo recoge y me lo da. Gracias. Seguimos camino, llegamos a un pueblo muy bonito, bañado por un río, el Órbigo, un puente romano reconstruido, vistas preciosas. Hacemos un alto, buscamos un sitio para reponer fuerzas, entramos en un bar-restaurante, lleno de hombres fumando, en todo León no se respeta para nada la normativa antitabaco en los lugares públicos. Se me cae el pañuelo al descargar la mochila, un señor, !oiga!, ¿si?, Se le ha caído el pañuelo, descargo la mochila y lo recojo. Pienso, curioso, una mujer me lo recoge amablemente, un hombre ni se digna siquiera a recogerlo. Sin comentarios.
A modo de queja.
Llegamos a León,queremos dejar las mochilas en las taquillas de la estación, no podemos, necesitamos una ficha que nos tienen que dar en información, información está cerrado, cinco horas con la mochila a rastras hasta la hora del autobús que nos dejará donde acabámos el año pasado, increible pero cierto. Lo mismo en Ponferrada, taquillas sí, pero información cerrado, entonces te fastidias tu y tu mochila.
¡Buen Camino!
Nos paramos para comer, el azar nos lleva a un restaurante llamado el Rincón de Julia, nos trata fenomenal, nos da de comer fenomenal, a precio de peregrinas. Nos preparamos, cargamos las mochilas, se me cae un pañuelo que me ayuda a aliviar un molesto dolor en la espalda, la mochila pesa. Una señora muy amable me lo recoge y me lo da. Gracias. Seguimos camino, llegamos a un pueblo muy bonito, bañado por un río, el Órbigo, un puente romano reconstruido, vistas preciosas. Hacemos un alto, buscamos un sitio para reponer fuerzas, entramos en un bar-restaurante, lleno de hombres fumando, en todo León no se respeta para nada la normativa antitabaco en los lugares públicos. Se me cae el pañuelo al descargar la mochila, un señor, !oiga!, ¿si?, Se le ha caído el pañuelo, descargo la mochila y lo recojo. Pienso, curioso, una mujer me lo recoge amablemente, un hombre ni se digna siquiera a recogerlo. Sin comentarios.
A modo de queja.
Llegamos a León,queremos dejar las mochilas en las taquillas de la estación, no podemos, necesitamos una ficha que nos tienen que dar en información, información está cerrado, cinco horas con la mochila a rastras hasta la hora del autobús que nos dejará donde acabámos el año pasado, increible pero cierto. Lo mismo en Ponferrada, taquillas sí, pero información cerrado, entonces te fastidias tu y tu mochila.
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