
El turismo sexual es el reflejo de la miseria humana, además las mujeres que ganan su vida con los masajes se ven forzadas y violentadas a prostituirse. El cliente quiere otro tipo de servicio. Para evitarlo el gobierno indonesio obliga a las masajistas a utilizar un cinturón de castidad, es decir para evitar que el cliente del masaje, vaya más allá en sus exigencias, al ofrecer dinero, y ante las necesidades económicas de estas mujeres, facilite las relaciones sexuales...que vida esta! la de muchas mujeres, claro!
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