La hacienda en bancarrota, se había gastado el superávit para seguir usando sedas y oropeles. Cuando sus ministros le aconsejaron subir los impuestos a los que más tenían, habida cuenta que no habían soltado un duro en cientos de años, estos soliviantados, clamaron "Estados Generales" quién eres tú para subirnos los impuestos.
El pueblo, el populacho como se le solía llamar a est@s desgraciad@s suci@s, malnutrid@s, sin clase vamos, que en sus espaldas llevaba el peso de la vida de lujo de los ric@s, despertaron y se dieron cuenta que unos tienen tanto a costa de que una gran parte de la población no tuviese nada, y que siempre habían conseguido estas riquezas a base de explotación, privilegios y malas artes(contratos amañados). A la Bastilla! se fueron pasando y al poco la cabeza de ese tal Luís, que siempre se arrepintió de haber pedido más dinero a los ricos, rodaba por el suelo. Lo malo, las cabezas que querían substituirlo iban a ser, sino igual, peor.
Para cuando unas instituciones transparentes en cuanto a gestión... para cuando una ley electoral que penalize las actitudes mercantilistas en beneficio propio en el ejercicio del cargo otorgado...para cuando dimisión automática de corrupt@s o incompetentes...para cuando una justicia justa sin beneficiar a amigos y amiguetes, basada en la búsqueda de la verdad y no en un artificio "legal"...para cuando...para cuando...
Muy bien traido. Si la historia nos sirviera para algo, quizás otro gallo nos cantaría, verdad?
ResponderEliminarUn beso