Esta es una premisa que no defiende ningún gobierno del mundo, más bien todo lo contrario y ¿quienes deciden sobre la libertad de las mujeres? colectivos de hombres que vete a saber que tipo de vida sexual llevan a cabo y hombres que hacen lo que les da la gana sexualmente, y cuya historia está plagada de muerte. Las mujeres que muchas veces por la opresión en la que viven gracias a estos colectivos antes mencionados de hombres, son forzadas, violadas o imposibilitadas a decir no, son las que tienen que arrastrarse como gusanas o traer hij@s al mundo en unas condiciones humillantes. Eso sí, ellos se reservan la patente de corso para matar y enviar a la muerte el fruto de tantos esfuerzos y sacrificios en la vida de las mujeres.
De La Ciudad de las Diosas:
La jerarquía de la Iglesia católica uruguaya tomó el veto presidencial como un triunfo propio. Los obispos uruguayos desarrollaron una fuerte campaña contra el proyecto y amenazaron con excomulgar a los parlamentarios que lo votaran. Uno de ellos llegó incluso a prohibirles acudir a misa.
La enorme influencia de la jerarquía católica ha hecho que América Latina sea uno de los lugares en el mundo en el que resulta más difícil y peligroso abortar. Aun así, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, cada año, cerca de cuatro millones de mujeres latinoamericanas se someten a abortos. Unas 4.000 mueren como consecuencia de las malas condiciones higiénicas y a los peligrosos procedimientos seguidos para interrumpir el embarazo.
La OMS ha protestado repetidamente por esa situación. El aborto está penado en casi todos los países de la zona, salvo en Cuba y otras naciones del Caribe. "En casi toda la región", explica la OMS, "los médicos pueden interrumpir el embarazo en casos de violación, incesto o si pone inmediatamente en peligro la vida de la madre, pero son opciones raramente usadas".
Pese a las escandalosas cifras de víctimas, la práctica del aborto se cubre por un manto de silencio. En Chile, con un Gobierno de centro-izquierda que preside una mujer, ni se discute del asunto. En Nicaragua, con un presidente que dice ser sandinista, se han dado pasos en dirección contraria: ahora se castiga a las mujeres que aborten, sean cuales sean las circunstancias.
Todo esto ocurre en un continente en el que el 25% de las jóvenes latinoamericanas ya ha sido madre antes de los 20 años de edad. Un informe de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) asegura que "el embarazo precoz dificulta la inserción social de las madres adolescentes, exacerba las desigualdades de género y potencia el círculo vicioso de la pobreza".
De La Ciudad de las Diosas:
La jerarquía de la Iglesia católica uruguaya tomó el veto presidencial como un triunfo propio. Los obispos uruguayos desarrollaron una fuerte campaña contra el proyecto y amenazaron con excomulgar a los parlamentarios que lo votaran. Uno de ellos llegó incluso a prohibirles acudir a misa.
La enorme influencia de la jerarquía católica ha hecho que América Latina sea uno de los lugares en el mundo en el que resulta más difícil y peligroso abortar. Aun así, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, cada año, cerca de cuatro millones de mujeres latinoamericanas se someten a abortos. Unas 4.000 mueren como consecuencia de las malas condiciones higiénicas y a los peligrosos procedimientos seguidos para interrumpir el embarazo.
La OMS ha protestado repetidamente por esa situación. El aborto está penado en casi todos los países de la zona, salvo en Cuba y otras naciones del Caribe. "En casi toda la región", explica la OMS, "los médicos pueden interrumpir el embarazo en casos de violación, incesto o si pone inmediatamente en peligro la vida de la madre, pero son opciones raramente usadas".
Pese a las escandalosas cifras de víctimas, la práctica del aborto se cubre por un manto de silencio. En Chile, con un Gobierno de centro-izquierda que preside una mujer, ni se discute del asunto. En Nicaragua, con un presidente que dice ser sandinista, se han dado pasos en dirección contraria: ahora se castiga a las mujeres que aborten, sean cuales sean las circunstancias.
Todo esto ocurre en un continente en el que el 25% de las jóvenes latinoamericanas ya ha sido madre antes de los 20 años de edad. Un informe de Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) asegura que "el embarazo precoz dificulta la inserción social de las madres adolescentes, exacerba las desigualdades de género y potencia el círculo vicioso de la pobreza".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, comentarios.