Cuando pienso en el velo que llevan las mujeres musulmanas, siempre viene a mi memoria un documental interesantísimo, bajo mi punto de vista, en el que una mujer argelina, madre, reflexionaba sobre la libertad que las mujeres de su generación habían conseguido a optar o no por llevar dicha prenda. Ella no lo llevaba y valoraba este hecho como algo muy importante para su libertad de mujer. No llevaban velo y decía que nada tenia que ver esta prenda con sus creencias o su religiosidad. Comentaba con tristeza, -aún no habían tenido lugar las matanzas terribles contra mujeres y niñas, también hombres, de diferentes poblados por grupos fundamenta listas islámicos en Argelia- que su hija se estaba dejando llevar por su novio, joven fundamentalista y estaba cubriendo y escondiendo su cuerpo, su hermoso cuerpo femenino. Las mujeres deben cubrir su cuerpo, hacerse invisibles, ya que son consideradas culpables de la excitación de los hombres, el mismo discurso ancestral de las religiones monoteísta androcentricas, las mujeres son las pecadoras y las que hacen caer en pecado a los hombres. Hay que ver lo que son capaces de argumentar, siempre para sacarse las pulgas de encima.
El velo es una imposición religiosa y también un signo de sumisión a los hombres musulmanes, muchas veces, también, para evitar la agresión y la violencia. Lo más más increíble es que el mundo occidental por intereses económicos haga el juego a la opresión de las mujeres de una manera miserable argumentando que es un derecho.
Que hay muchas mujeres que lo llevan como identificación personal, sí, lo entiendo pero, pienso que además de la prenda tendrían que valorar lo difícil que nos resulta a las mujeres consolidar nuestras pequeñas parcelas de dignidad y libertad en un mundo que tanto desprecia a las mujeres, (en todo el mundo). Los hombres no aceptan a las mujeres libres y independientes, además de solidarias y inteligentes sino es para presumir de ellas.
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